LA COMUNICACIÓN HIPERTEXTUAL LITERARIA
El hipertexto responde una necesidad socio-cultural.
El potencial actual de lectura desborda los límites del texto impreso. La
explosión de publicaciones impresas anula el ideal de la modernidad de poder
abarcar todo.
Aquí hemos buscado relacionar y reflexionar sobre tres
conceptos fundamentales: el de educación, el de hipertextos y el de las fuerzas
socioculturales de nuestro quehacer colectivo que genera y transforma a ambos.
Siguiendo a Freire hemos partido de un concepto preciso de educación, que propone
que “enseñar ya no puede ser esfuerzo de transmisión del llamado saber
acumulado que se hace de una generación a otra, y el aprender no puede ser la
pura recepción del objeto o contenido trasferido. Es decir la educación no es
la transmisión del saber, ni de la cultura, no es el hecho de depositar
información o hechos en los educandos. Educar es “un encuentro donde se busca
conocimiento” la tarea del educador es guiar y orientar al educando para propiciar la construcción del
conocimiento.
La globalización de nuestros procesos sociales,
políticos, económicos, y la movilidad que caracteriza a nuestra sociedad,
requieren asimismo que se disponga del texto sin limitaciones de espacio o
tiempo. Cambian igualmente las razones que motivan la lectura, a la vez que
surge un lector activo que demanda que el texto se escriba en función del
lector.
La innovación
que aporta el hipertexto en términos
simples una ruptura con la presentación lineal y atemporal del tradicional plan
de estudios. El material a estudiar es el mismo, lo que permite el hipertexto
es que no se prescriba un camino a seguir, ya que la información en el
hipertexto se presenta a través de muchas lexías, unidades entre sí por múltiples
enlaces que construyen en efecto una red y motiva que el educando a lo largo de
su camino, de su propio proceso reflexivo, de su propio quehacer se apropie de
aquellos temas previstos en el en el plan de estudios. Al romper la rigidez que
impone el formato del libro, se potencia la independencia, a responsabilizarse
del texto a leer, a ser parte activa de ese proceso. La lectura seria. La
búsqueda de la comprensión demanda constantemente el uso de herramientas no
siempre a la mano de los educandos como en el caso del libro que requiere el
uso de diccionarios, enciclopedias, manuales, etc. El hipertexto facilita
incorporar todos estos elementos que siempre pueden estar a un clic de
distancia, pero no interrumpen innecesariamente la lectura cuando no se
precisan.
El hipertexto establece así una comunión más íntima
con el lector, pues la necesidad de participar activamente produce la
percepción -en cierto modo realidad- de que se está construyendo el texto, al
optar seguir una secuencia en lugar de otra posible. El hipertexto exige,
además, otro nivel de participación que se mantenía atrofiado en el texto
impreso. Me refiero a la necesidad de tener que juzgar en cada instante los
méritos de un hipertexto determinado. Según se multiplican los autores
(diariamente millones de nuevos textos en Internet), empezamos a adquirir un
sentido de responsabilidad ante el hipertexto. No basta con que esté publicado
para que la información merezca ser aceptada. Es decir, el hipertexto surge
como necesidad socio-cultural de una nueva lectura y, a su vez, está forjando
un nuevo tipo de lector.
El hipertexto facilita una lectura individual del
texto, pues, como señala con acierto Freire, “la comprensión del texto no está
depositada, estática, inmovilizada en sus páginas a espera que el lector la
desoculte” el lector crea significado en dialogo con el autor y su vivencia
sociocultural. El hipertexto, mediante los enlaces, abre el texto, motiva a
verlo como algo dinámico que no posee sentido en sí mismo, sino que adquiere
sentido al ser leído; los enlaces pueden llevar alexias que desarrollan
conceptos encontrados y que fuerzan al
lector a tomar posición, es decir a ser sujeto de su lectura, a convertirla en
su propio quehacer.
El hipertexto establece así una comunión más íntima
con el lector, pues la necesidad de participar activamente produce la
percepción -en cierto modo realidad- de que se está construyendo el texto, al
optar seguir una secuencia en lugar de otra posible. El hipertexto exige,
además, otro nivel de participación que se mantenía atrofiado en el texto impreso.
Me refiero a la necesidad de tener que juzgar en cada instante los méritos de
un hipertexto determinado. Según se multiplican los autores (diariamente
millones de nuevos textos en Internet), empezamos a adquirir un sentido de
responsabilidad ante el hipertexto. No basta con que esté publicado para que la
información merezca ser aceptada. Es decir, el hipertexto surge como necesidad
socio-cultural de una nueva lectura y, a su vez, está forjando un nuevo tipo de
lector.
El hipertexto, recalquémoslo de nuevo, es únicamente
un nuevo medio de comunicación más acorde con nuestras necesidades actuales.
Los géneros tradicionales no tienen por qué dejar de existir, aunque sin duda
experimentarán transformaciones.
Con todo, las
implicaciones inmediatas más radicales del hipertexto son aquéllas que afectan
al lector y a su necesaria participación activa en el proceso de lectura. Cada
vez más será el lector quien tenga que decidir qué tipo de lectura va a
efectuar. El hipertexto trae, pues, nuevos modos de comunicación imposibles de
capturar en el texto impreso estas diferencias, en algunos casos radicales, con
relación al texto impreso y que a la vez crean y responden a unas nuevas
necesidades de lectura, comienzan ya a exigir también un nuevo tipo de
escritura. Necesitamos liberarnos de la mentalidad libro-impreso, o sea, tomar
conciencia de hasta qué punto nuestros modos de escribir y también de pensar se
deben a las exigencias del texto impreso. La situación crítica radica en la
capacitación real que reciben los docentes para afrontar el reto del uso
eficiente de la tecnología en sus clases, la creencia que es una amenaza contra
el valor del docente y de que vuelve mediocre y facilita al estudiante. Una forma
eficaz de afrontar todos los obstáculos que se viven a diario en las
instituciones y que muchas veces hacen parte de la percepción particular de
quienes ejercen como educadores. El desafío es capacitar y generar conciencia en
el reconocimiento de estrategias concretas y usos específicos que permitan
explorar poco a poco las posibilidades del ciberespacio. Por ejemplo el hipertexto posibilita el dialogo entre
saberes, ya que en el empleo de los enlaces y los hipervínculos, facilitan la
navegación en otros documentos, paginas y en general propician el acceso a información
ilimitada.
Desde otra perspectiva el empleo del hipertexto como
estrategia de aprendizaje lograría además que los estudiantes se apropien del
saber de un modo creativo en el que es posible construir, proponer, interrogar,
emplear diversas fuentes: jugar con la imagen, el sonido, el color, irrumpiendo
en la monotonía en la que se ha sumergido la escuela, donde predomina el texto,
el tablero, la tiza, el silencio y una única forma de escribir, de leer y de
aprender, que es en síntesis la que propone el libro, la que ordena el maestro
y la que se dicta en el cuaderno.
Definitivamente, no se hace imperioso el uso de las
nuevas tecnologías y de las nuevas estrategias que ella ofrece, como el
hipertexto, porque estas están de modas y la sociedad de consumo lo demanda; se
hace necesario su uso porque estos avances están íntimamente ligados a las
estructuras profundas del pensamiento humano, que logran homologar la forma en cómo
funciona el cerebro humano y por ende brinda mayores oportunidades de
aprendizaje, de desarrollo de competencias y de exploración del potencial
cognitivo del hombre.
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